Toda madre es mujer y toda mujer ha sido niña y en sus juegos infantiles creaba realidades fantásticas donde jugaba con muñecas obedientes y silenciosas que podía dejar en cuanto se cansara de jugar con ellas para dedicar su tiempo e imaginación a otras actividades; la vida real es muy diferente.

Alguna vez leí que los juegos infantiles son el preámbulo y la preparación para una vida adulta clara y eficaz. La verdad, no recuerdo quién escribió semejante afirmación, pero en mi concepto el juego infantil, aunque muy positivo, es sólo eso: un juego, que poco tiene que ver con la realidad de un adulto y la manera como asume los problemas que le ofrece la vida.

En este libro trato de exponer mi propia experiencia como madre, las falsas expectativas que había creado frente a los retos tan complejos de la maternidad y las anécdotas que dicha desinformación me llevó a vivir, algunas con humor y otras con dolor. Pero también muestro la fuerza del amor de una madre, la lucha y entrega por dar lo mejor sin esperar recompensa y sobre todo las grandes dudas que suelen azotar el alma de una madre solitaria.

En pocas palabras: este libro reúne quince historias de una madre en el extranjero que poco a poco aprendió que “ser mamá no es jugar con muñecas”.